En un contexto cada vez más tecnológico que prioriza las relaciones y realidades virtuales, es urgente reforzar en nuestros niños el uso de “palabras mágicas”: “buenos días”, “por favor”, “gracias”, “perdón”, “lo siento”… Al hacerlo estamos inculcando gestos de respeto mutuo y reciprocidad que construyen puentes para una convivencia armoniosa.
Los bebés son muy receptivos a cualquier estímulo de su entorno. Están atentos a las palabras y conversaciones, tonos de voz y gestos de sus padres y cuidadores. La investigación ha demostrado que los estilos de crianza que promueven los vínculos afectivos, el respeto, tolerancia y colaboración contribuyen al desarrollo de habilidades sociales. Cuanto más estimulante y favorable sea el entorno en la primera infancia, mayor será el potencial del niño para aprender y alcanzar un desarrollo integral saludable.
Entre los 2 y 6 años, los niños aprenden de una manera intuitiva. Un niño que es tratado con respeto y que está acostumbrado a escuchar las “palabras mágicas” desde una edad muy temprana, aprenderá a utilizarlas por imitación.
Sin embargo, a partir de los 7 años ya son capaces de descubrir conscientemente diferentes matices del comportamiento social y a entender el gran poder que tienen las “palabras mágicas” para preservar relaciones. En esa edad empiezan a dar más importancia a la amistad, a disfrutar de la colaboración atendiendo necesidades ajenas e intereses diferentes a los suyos. Por eso se conoce a la segunda infancia (7 a 12 años) como la “edad de oro” para el aprendizaje de valores y el reforzamiento de conductas prosociales.
Los comportamientos prosociales deben enseñarse y promoverse en la familia y el colegio, evitando posibles dificultades en la adolescencia. De esta manera, tendremos jóvenes respetuosos, tolerantes, equitativos y enfocados en el bien común para desarrollar una “cultura de paz”. En nuestras manos de educadores está el sembrar las semillas para crear un mundo “más humano y sustentable”.
Gloria E. Gurmendi
Psicóloga Euroamerican College / C.Ps.P 625