La tolerancia es la habilidad de aceptar y respetar ideas, opiniones, creencias o formas culturales que difieren de las propias. Ser tolerante es ser sensible a la diversidad que hay en el mundo y responder a las necesidades de los demás.
Es un valor que debe enseñarse desde muy temprano a los hijos, comenzando por aprender la “tolerancia a la frustración”. Como todos sabemos, los pequeños –unos más que otros- son impulsivos y buscan la satisfacción inmediata de sus necesidades. Si dejamos este aspecto sin educar, es muy probable que se conviertan en adultos con problemas de relación. Por ello, debemos enseñarles a ser pacientes, perseverantes y esforzarse por lo que persiguen hasta lograrlo. Es necesario no ceder ante las rabietas ni darles todo-lo-que-pidan en-el-momento.
Cuando los niños están en edad escolar también aprenden a ser tolerantes al trabajar en equipo y jugar con diferentes compañeros y no siempre con los únicos y mismos amigos. Esto debe fomentarse desde el hogar al inducir a los hijos a extender su grupo de amigos y compartir con diferentes niños y niñas. En esta etapa muchas veces surgen comentarios como “Fulanita o Menganito no me cae”. Es preciso indagar por qué piensan así. Si se trata de un prejuicio, luego pueden surgir los intentos de exclusión o segregación. Por ello hay que alentarlos a ser más abiertos, superando las diferencias en aras de una buena convivencia escolar.
Cuando los hijos son mayores, hay que enseñarles a debatir y defender sus puntos de vista sin pelear, ofender o imponer criterios; invitarlos a participar y disfrutar de actividades sociales con grupos variados y no sólo con los amigos del colegio. Y ya que el acervo cultural es riquísimo y vasto, por qué no aprender a escuchar y bailar distintos tipos de música de Perú y del mundo…
Es muy importante el ejemplo que damos como padres al dirigirnos con respeto y amabilidad hacia los demás al escuchar al otro con atención y sin interrumpir, al enseñarles que “es mejor reírse con otros que reírse (burlarse) de otros”, pues esto nos ayudará a que en el futuro sean personas empáticas, solidarias y reflexivas, aumentando nuestra capacidad de tener mejores líderes para construir una cultura de paz, respeto mutuo y armonía.
Gloria Elena Gurmendi, C.Ps.P 625
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