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HONESTIDAD EN TIEMPOS DE CLASES A DISTANCIA

En nuestro programa de valores hemos definido que “honestidad” es respetar el principio de verdad en la relación con los otros y con uno mismo. Una persona honesta actúa con probidad, asumiendo la responsabilidad de sus actos y mostrando coherencia entre lo que piensa, dice y hace. La frase motivadora que impulsa este valor en nuestro programa es: “Hago lo correcto aunque nadie me vea”.
Para entender la “honestidad” hemos escogido algunos conceptos clave: sinceridad, honradez, rectitud e integridad, que pueden trabajarse en casa y en el colegio.
Debido al COVID-19 hemos variado nuestros hábitos de vida y costumbres, adaptándonos a las exigencias derivadas del aislamiento. Los cambios han surgido en las rutinas familiares y también en los colegios, debiendo acomodarnos rápidamente al sistema de clases no presenciales. Los docentes han hecho esfuerzos extraordinarios para utilizar los recursos tecnológicos y poner en marcha las clases a distancia, quedando abierto el tema de las evaluaciones. ¿Cómo saber si el alumno que está respondiendo a una evaluación lo hace por sus propios medios o está recibiendo “ayuda” de internet, sus padres o hermanos mayores? El tema subyacente es el de la honestidad.
Los padres debemos entender que el aprendizaje es un proceso que lleva a nuestros hijos a recibir información, procesarla, reflexionar, hacerla suya y aplicarla en la forma de conocimiento a su vida y experiencia. Sin embargo, si los adultos o el Internet proporcionan las respuestas con el objetivo de obtener buenas calificaciones, el alumno no consolidará los aprendizajes y la evaluación no será confiable porque el resultado no representará el aprendizaje alcanzado. Debido a esta actitud errada, podrían quedar vacíos difíciles de llenar, situación que podría compararse a construir un edificio sin buenos cimientos.
Aprender de los errores es fundamental para el aprendizaje y este concepto educativo se aplica en el Euroamerican College, pues consideramos al proceso de evaluación como una herramienta formativa y de reflexión. Esto se puede apreciar en las conferencias tripartitas tutor-alumno-padres de familia, en las que observamos a los niños desde pequeños reflexionando sobre cuáles son sus fortalezas y en qué aspectos deben mejorar. Asimismo, consideramos que equivocarse no es malo ni debe producir frustración o vergüenza. Por el contrario, el error visto constructivamente permite al alumno modificar su razonamiento para resolver el problema y esto hace que su aprendizaje sea más significativo y sólido.
La ayuda que podemos dar los padres en estos tiempos de clases a distancia, no debe consistir en dar las respuestas que propician un aprendizaje mecánico o memorístico, sino fomentar algunas preguntas que permitan pensar y reflexionar al estudiante por sí mismo hasta encontrar la respuesta.

Resumiendo, la mejor ayuda que podemos dar a nuestros hijos es:
• Establecer horarios y rutinas en casa para que las clases online no sean interrumpidas por distractores externos como mascotas o hermanitos jugando al lado, ruido de la TV, discusiones familiares, etc.
• Proveer los adecuados equipos electrónicos para la conexión a Internet y el trabajo en línea.
• Felicitar por los esfuerzos, alentándolos y motivándolos a seguir adelante.
• Ayudarlos a desarrollar tolerancia a la frustración cuando no puedan resolver los temas rápidamente debido a la educación a distancia.
• Y lo más importante, estimularlos a pensar por sí mismos para que razonen y resuelvan los problemas usando el pensamiento crítico.

Si promovemos el valor de la honestidad y la integridad al resolver los problemas que se presentan, estaremos aprovechando este tiempo de restricciones para educar en valores y mejorar como seres humanos.

“El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada” J. W. Goethe

Gloria Elena Gurmendi
Área Psicopedagógica