La vida diaria nos ofrece un abanico de posibilidades que pueden despertar en nosotros distintas respuestas y estados de ánimo. Es fácil estar alegres cuando estamos en armonía Pero cuando surge alguna dificultad, es frecuente tener pensamientos negativos y hasta enojados.
A pesar de ello, es muy importante aprender a pensar y actuar en positivo en todo momento. Varios autores e investigadores de la salud integral han expresado que nuestros pensamientos y estado de ánimo influyen poderosamente en la salud física y mental.
Cuando tenemos buen humor y estamos felices, nuestro organismo produce “endorfinas”. La endorfina es un neuropéptido conocido como la “hormona de la felicidad” por estar asociada a un estado de bienestar. Las endorfinas aumentan cuando realizamos actividades como escuchar música, cantar, bailar, caminar y respirar, estar con amigos, comer chocolate, hacer ejercicios, montar bicicleta, tareas artísticas o cualquier actividad no competitiva que nos guste.
En la etapa de crecimiento, es muy importante cuidar que nuestros hijos desarrollen suficientes endorfinas y esto se logra educándolos “en positivo”, con seguridad en sí mismos, buena autoestima y disfrutando de sanos momentos de esparcimiento en familia o con amigos. También como adultos requerimos establecer buenas relaciones para sentirnos bien y transmitir esa energía a los pequeños.
Es importante que los padres de familia se den un tiempo para estar a solas, conversar, darse aliento mutuo, evitar frases negativas y tonos que van a “intoxicar” la relación. Cuando los padres son separados, es importante que la comunicación entre ambos sea cordial y amable pues los niños son testigos silenciosos de las dinámicas destructivas, corriendo el riesgo de repetir los modelos y estilos basados en la negatividad y el conflicto.
Al incrementar nuestro entusiasmo y optimismo, gozaremos de mejor salud y estaremos asegurando una sólida base emocional para el futuro de nuestros hijos.
Gloria E. Gurmendi
Psicóloga Euroamerican College / C.Ps.P 625